
Hay tuits ligeros, que se pierden en internet sin pena ni gloria. Otros pesan como el plomo.
Y el de la más-o-menos-primera-dama de Francia ha sido una bomba atómica. Un tuit. Sólo uno.
https://twitter.com/valtrier/status/212483414463492096
«Ánimo a Olivier Falorni que no ha desmerecido, que lucha al lado de los ‘rochelais’ desde hace tantos años en un compromiso desinteresado.»
¿Qué maja no? Sí, pero es que Olivier Falorni es un socialista rebelde que ha decidido presentarse a la segunda vuelta de las elecciones legislativas francesas contra Segolène Royal.
Y Royal es «la ex».
La rebeldía de Falorni se había convertido en uno de los puntos calientes del tremendo lío que son las elecciones a la Asamblea Nacional.
Pero ¿Quién es Falorni?
Muchos en Francia también se lo preguntan.
Un hombre de partido de los de toda la vida, que el domingo decidió enfrentarse en segunda vuelta a la ‘starlet’ Royal, compuesta y sin ministerio tras la victoria de su ex, padre de sus hijos: el presidente de la República François Hollande. Y la señora Trierweiler es la actual novia -en riguroso arrejuntamiento- de Hollande.
Ofensiva en defensa de Royal
El polit-buró socialista al completo había salido en defensa de Royal: que vaya deslealtad, que menuda indencencia romper la disciplina interna del partido…
Él se defendía diciendo que ha trabajado toda la vida por La Rochelle y en la Rochelle y que no veía por qué tenía que dejar paso a Royal, de la que de paso denuncia un carácter de mil demonios.
Ayer Martine Aubry, jefa de los socialistas, fue a La Rochelle -en plena recta final de la campaña- para defender a Segolène. Ahí, al solete.
Falorni denuncia que los socialistas han prometido el oro y el moro a los ayuntamientos y las asociaciones de la región, sin sobornar pero casi.
Hollande, deseando apoyar a la ex candidata Royal, pero mordiéndose la lengua porque la estatura que quiere dar a la Presidencia no le permite entrar en las trifulcas del partido.
La tensión reinante daba una idea clara de lo importante que resulta la victoria de Royal para el Partido Socialista.
Y en estas va Trierweiler, se deja llevar por su condición de periodista y de novia, y con un sólo tuit ‘enviado desde mi iPhone’ le da al botoncito azul y hace saltar todo por los aires.
!KABOUM!
https://twitter.com/valtrier/status/212483414463492096
Si se lee con detenimiento, Mme Rottw… perdón, Trierweiler, está diciendo con sutilidad elefantástica que el compromiso de Segolène Royal es interesado. Para cazar ministerio a la primera remodelación.
Hoy la noticia abre boletines, telediarios y semanarios, que han llegado justo a tiempo para cambiar la portada. La derecha, atomizada desde la partida del pequeño Nicolas, encantada, claro.
El Trierweilergate hace las delicias de todos los editorialistas, que ya andaban un poco aburridos después de tantos años de emociones sarkozyanas.
Competición de titulares. Mi favorito: «Valerie Trierweiler tuitea su odio contra Segolène Royal» Obra maestra de Le Journal de Femmes.
Lo más gracioso es que la más-o-menos-primera-dama no se ha molestado en borrarlo pese a la que se ha montado. No es un gazapo, le ha salido de los trierweilers decirlo y lo ha hecho.
En Twitter proponían rebautizarle el cargo de ‘primera dama’ a: «La piba de Hollande»