Cruasán Ramadán: días 4 y 5

Cruasanes, ya estoy de vuelta. Mi ramadán ha sufrido varios cambios estos últimos días. Nota positiva: por fín he dado con la fórmula mágica para resistir tantas horas sin comer. Ahora vivo por la noche. Vale, ya sé que no hace falta ser un crack para llegar a tal conclusión, pero no es tan fácil. Una de las cosas negativas del ramadán es el cansancio. Duermes durante el día, duermes por la noche, duermes a todas horas. Viviendo por la noche ganas horas para comer y las horas de sol se hacen más cortas al pasarlas durmiendo…

Una serie de circunstancias me llevaron, el jueves pasado, a hacer un reportaje sobre el puerto de pesca de Lorient. Es el segundo puerto más importante de Francia detrás de Boulogne-sur-mer. Lo dirige una mujer, Angèle Bergelin. Una campeona de 1m80 que ha conseguido hacerse un sitio en un mundo dominado por los hombres. Lleva un año en Lorient y cada noche, a partir de la 1 y media de la mañana, llega a su lugar de trabajo para dirigir la lonja, la venta y subasta del pescado, evitar los piques de los pescadores, los bloqueos de precio cuando le llega el turno al atún, tesoro cotizado. Angèle se pasea con su walkie. Huele a pescado pero admite que le da igual, le apasiona su trabajo. Los pescadores la miran de reojo, con un cigarrillo en la comisura del labio, mientras ella corre de un lado a otro estrechando la mano a todo el mundo.

El jueves por la noche llegué a casa a las 8 de la mañana apestando a pescado pero feliz por haber descubierto una profesión tan chula y haber conocido a tanta gente interesante. Al día siguiente me fuí de fiesta. También llegué a casa a las 8 de la mañana, feliz por haber bailado en un bar en el que no había gaitas. En los dos casos me desperté a las 4 de la tarde al día siguiente, así, cumplir con el ayuno del Ramadán, es pan comido…

Cruasán Ramadán: día 3?

Pues le tocaba a Icmandic hacer este post pero, entre el ayuno y la noche que pasó en el puerto pesquero de Lorient… En fin, que ya os lo contará ella ¿O no?

Mientras yo, que sí he comido, aquí estoy, sólo ante el peligro del editor de posts.

Lugar de luchas y fiestas

He recibido un mail de El Patio Maravillas de Madrid, gran rincón, en el que enlazaban un video de un tal Remi Gaillard. Casualmente su página se llama N’importe qui... Me ha hecho gracia, visto que ayer estuve hablando de la expresión francesa, complicada de traducir pero muy pegajosa ‘n’importe’.

(N’importe qui: un personaje, más o menos. N’importe quoi: chorradas, en este caso).

Yo no le conocía, pero debo ser el único. ¡Su página de fans de Facebook tiene 2,240,765 ‘like’! El tipo se dedica a hacer video-performances improvisadas y a menudo jugándose la salud. Su gran éxito parece ser Mario Kart.

Eso es el verdadero n’importe quoi. Es más, su lema es ‘Faire n’importe quoi pour devenir n’importe qui’. (Hacer chorradas/ locuras para volverse un personaje/ notas)

Para saber cómo suena: copia n’importe quoi y n’importe qui en la demo de Acapela, aunque sin duda, lo mejor de Acapela es hacer decir cosas en español a las voces francesas y viceversa.


Festival viejuno

Cruasanes, seguimos en el Festival Intercéltico de Lorient y no terminamos de sorprendernos.

Para aquellos que hayan tenido la oportunidad de vivir el Mundo Celta de Ortigueira, alucinarían con el concepto de este festival. Ya sea por cuestión de identidad o de cultura, aquí no solo hay música y grupos punteros, también conferencias, talleres de danzas tradicionales, cine bretón, concursos de gaitas gallegas, asturianas y escocesas…

Desde hace cuarenta años, Lorient reivindica lenguas minoritarias y anima a todos los célticos a vivir su cultura local. Lo sorprendente es el público. El 80% de la gente que hemos visto por el paseo marítimo de Lorient supera los cuarenta años. La razón es tan simple como su precio: de media se pagan unos 20€ por concierto. A pesar de un festival «off» bastante importante y el famoso «quai de bretagne» en el que hay conciertos gratuitos, la gente joven carece de espacio y dinero en Lorient para disfrutar de toda la programación.

Hablando con Alberto Balboa, director del festival de Ortigueira, comentábamos lo raro que sería tener un festival parecido en España «¡jamás se nos ocurriría poner sillas en un concierto!» me comentaba. Cuestión de cultura seguramente…

Los peruanos anticélticos

Cruasanes, esta semana nos vamos al Festival Intercéltico de Lorient, en Bretaña. Las gaitas ametrallarán nuestros oidos durante los próximos diez días. Gelocatil en mano, nos damos un paseo por el puerto de esta pequeña ciudad, meca de la música celta y de la identidad bretona. Entre hombres barbudos y pintas descomunales, un efluvio agudo y antigaiteiro ataca el ambiente. No pueden ser ellos…desgraciadamente sí, la pesadilla revive, aquí están. Siempre a la vuelta de la esquina, entre sus mini bafles y ataviados con plumas tradicionales: los peruanos del domingo a mediodía nos persiguen de nuevo. La música celta no pega con su interpretación imparable de «My heart will go on» de la peli Titanic a base de zampoñas. La inestimable cultura indígena peruana se ve reducida a un espectáculo molesto y sobre todo «fuera de tono». Y tienen su éxito: ¡mi-no-entender! Esperemos que el estruendo celta apague con sus gaitas la llama comercial peruana. Más impresiones mañana, siempre después del desayuno…