Las técnicas de la policía de Sarkozy

¿Un método para terminar con dos días de disturbios en Lyon o una revancha de la policía, desbordada durante dos días por los jóvenes?

El caso es que el 21 de octubre la plaza Bellecour de Lyon estaba tomada por 700 antidisturbios (CRS) policías de paisano, agentes de la Gendarmería Móvil… Incluso unidades de élite de la Policía Nacional, armados con dos camiones con cañones de agua y gas lacrimógeno para exportar.

Enfrente, unos 200 jóvenes, en su mayoría menores, en su mayoría «no blancos» que fueron encerrados durante 6 horas en la plaza.

Pinchando en esta galería de Flickr está el relato en imágenes.

Cruasán Ramadán: día 3?

Pues le tocaba a Icmandic hacer este post pero, entre el ayuno y la noche que pasó en el puerto pesquero de Lorient… En fin, que ya os lo contará ella ¿O no?

Mientras yo, que sí he comido, aquí estoy, sólo ante el peligro del editor de posts.

Lugar de luchas y fiestas

He recibido un mail de El Patio Maravillas de Madrid, gran rincón, en el que enlazaban un video de un tal Remi Gaillard. Casualmente su página se llama N’importe qui... Me ha hecho gracia, visto que ayer estuve hablando de la expresión francesa, complicada de traducir pero muy pegajosa ‘n’importe’.

(N’importe qui: un personaje, más o menos. N’importe quoi: chorradas, en este caso).

Yo no le conocía, pero debo ser el único. ¡Su página de fans de Facebook tiene 2,240,765 ‘like’! El tipo se dedica a hacer video-performances improvisadas y a menudo jugándose la salud. Su gran éxito parece ser Mario Kart.

Eso es el verdadero n’importe quoi. Es más, su lema es ‘Faire n’importe quoi pour devenir n’importe qui’. (Hacer chorradas/ locuras para volverse un personaje/ notas)

Para saber cómo suena: copia n’importe quoi y n’importe qui en la demo de Acapela, aunque sin duda, lo mejor de Acapela es hacer decir cosas en español a las voces francesas y viceversa.


Cruasán Ramadán: día 2

Cruasanes, muero de hambre. Estoy totalmente aplatanada. Sin embargo, ayer viví un super momento a las 21:40, hora del anochecer en Lorient. Me comí un enorme plato de arroz con leche para vengarme de todos aquellos que habían comido delante de mi durante el día.
El ayuno se rompe mediante leche y dátiles. En cuanto se prueba algo de comer, el musulmán se pone a rezar. Al cabo de una media hora termina la oración y se pega el festín, el de verdad. Yo no recé pero dejé que Sami me tomase la mano mientras recitaba un rezo en voz alta. Diez minutos más tarde nos llamaban sus padres para felicitarnos por haber superado el primer día de ayuno.  Y a continuación elegimos un restaurante y me puse tibia: carne, patatas fritas, ensalada, tarta de manzana, helado de vainilla, coca cola, cigarros y olé! Me compré un bollo de chocolate para mi desayuno (previsto a las 5:30) y me fuí a dormir porque estaba muerta. Mi pobre estomago se alegró de haber ingerido comida pero se quejó de mi ansiedad así que me tuve que dar un paseo tras el atracón.
Al cabo de las cinco horas de sueño me desperté para tomar el desayuno. Y ahí, cruasanes míos, viví el momento mas ridículo de esta experiencia: me pregunté porqué estaba yo sentada en mi cama tomándome un litro de leche y chocolate cuando debería estar durmiendo y soñando felizmente. Me sentí idiota. Comiendo y bebiendo  con los ojos medio cerrados.
Es como si decides celebrar la navidad y no ves ni un arbol decorado, ni hace frío, nadie se ofrece regalos, eres la única persona que se levanta para los Reyes Magos…no tiene ningún sentido. No veo ninguna coherencia en lo que estoy viviendo porque solo conozco a UNA persona que lo esté viviendo conmigo.
Pero me sigue gustando hacerlo porque aprendo algo nuevo cada día. Como dice mi cruasán favorito, lo más importante es «tomártelo con zenitud». Hasta mañana…

Cruasán Ramadán: día 1

Mi colegui flo COMIENDO delante de mi a mediodia, pero me cae bien

Cruasanes, mi Ramadán no ha empezado precisamente como Dios manda. En Lorient amanecía esta mañana a las 6:57. El despertador sonaba a las 6:30 y sin dudarlo lo apagué , no regrets. «Que no se te olvide beber agua por la mañana, es super importante para aguantar el día» me decía mi colega Sami, musulmán de pura cepa. Mi espíritu vago y en vacaciones ganaba la partida. Los rayos de sol me despertaron a las 9:30: demasiado tarde, empieza la jornada de ayuno.

Las primeras horas no fueron mal. Me acostumbré al sonido extraño de mis tripas suplicando un desayuno y pude concentrarme en el trabajo. A mediodía hice una pausa para hacer la siesta, sin comer claro está, y me fue de gran ayuda. Me levanté con ganas de trabajar y con algo de sed. Acompañar a mi colega Florencia a hacer un reportaje sobre «el arroz con leche» fue la peor parte. Bueno, no fue la peor, la peor fue darme cuenta de que al «no creer», al no ser musulmana, mis ganas de Ramadán flaqueaban con más facilidad. Si no fuera por Sami, me sentiría terriblemente sola. Todo el mundo come a mediodía, entre horas, en las pausas-café, con el cigarro, ¡se come! Comemos mucho.

En Lorient anochece a las 21:40. Sami y yo ya hemos elegido un restaurante para celebrar nuestro primer día de Ramadán superado. Más mañana…