Quand « service continu » ne veut rien dire

La belle déco

Oui, on est Espagnols. Oui, on aime manger tard. Surtout le dimanche. On aime passer devant les restos ouverts et sourire en découvrant ces deux mots magiques : « ici, brunch ». Ou encore : « service continu ». Là, t’es sûr que tu peux te pointer à 16h, demander une côte de bœuf « saignante » et personne lèvera la tête.

Oui, tout ça nous fait bien plaisir car « c’est normal de manger tard le dimanche », dit-on en France. Une habitude que nous, Espagnols, aimons faire au quotidien et nous manque terriblement. Allez, on ne va pas faire les relous.

Mais bon, pour revenir au dimanche, ce qui est encore plus cool en dimanche c’est quand tu dois choisir ce que tu manges. Un plat d’huitres au soleil, un poulet rôti avec une salade du marché, ce brunch à l’américaine où la moutarde au miel ne manque pas… Il y a aussi « le service continu ». Quand tu le choisis c’est souvent pour venir en aide à ta gueule de bois.  Ton corps te demande à bouffer (vite !) et, la plupart des fois, tes bons critères de sélection culinaire disparaissent. Tu veux juste que le plat soit bon et qu’il soit vite servi. Et si la deuxième des conditions n’est pas remplie, tu t’énerves. Tu t’énerves, grave. Car il est dimanche, et qu’en dimanche tout doit rester cool.

Hier, dimanche donc, nous sommes arrivés à l’Hippopotamus de la rue Mercière (Lyon) à 15h40. À l’extérieur du resto, un néon intermittent annonçait la fin de la course: « service continu 7/7 ». Parfait.

La première fois qu’on été venus ils avaient mis une heure et vingt minutes à nous servir. On été arrivés vers la même heure, 16h. Cette fois nous avions décidé de leur donner une deuxième chance : « les calamars en entrée ne sont pas mal. » Mais là, une fois de plus, le cauchemar a recommencé. Avant l’arrivée des dits calamars, gérante et serveurs ont eu du mal à se booster. Du coup, mon mec a eu le temps de fumer deux clopes, de créer une boule de ping-pong avec une serviette pour improviser un terrain de tennis de table. Désespéré, il m’a même offert une bague de fiançailles faite avec une paille qu’il a modelée avec son briquet… C’était formateur.

Tellement lents qu'ils ont creé une chaîne télé, HippoTV.

Nos voisins ont été moins patients. À un moment, l’un d’entre eux s’est retourné pour chercher une serveuse du regard et lui lâcher: « ça fait une heure qu’on attend ! ». Le jeune serveur qui s’occupait de prendre les commandes ne savait plus comment s’y prendre. En plus du retard des plats, il n’avait pas compris que je voulais un gratin dauphinois et il a oublié ma ratatouille. Mon mec n’a pas aimé sa côte de bœuf (à 20€ quand même) « parce qu’elle était trop grillé » et notre jeune serveur préféré a répondu un malin : « c’est l’effet du grill, m’sieur ». Par-fait.

Un bon dimanche, donc. Nous avons quitté l’endroit le bide plein mais déçus, encore une fois. Mon mec m’a dit qu’on est tombés « au mauvais moment, au changement de service ». « Pas d’excuses, » lui ai-je répondu. Le néon annonçait bien un service continu.

PS: grâce à nos copines de Fun in Lyon (blog super-sympa-qui-tue sur la vie culturelle lyonnaise, plein de bons plans), on vous conseille de vous bouffer, toujours à la rue mercière, un bon burger chez BIEH (Best I Ever Had). Vous pourrez déguster un super brunch depuis l’étage, qui a même des vues sur… l’Hippopotamus! Allez, bon app!

Woody Allen y la estrella Carlita

Un detalle de las productoras que hayan decidido estrenar Medianoche en París de Woody Allen, al mismo tiempo que en Cannes. Es como si todos los mortales estuviésemos al mismo nivel. Bueno, casi. En Lille no había alfombra roja, pero sí una sala abarrotada. Siendo París la gran protagonista del nuevo film del neoyorkino, los franceses no han podido evitar sentir algo de curiosidad. Supongo que como nosotros cuando se estrenó Vicky Cristina Barcelona.  Pero bueno, no nos liemos porque las dos historias no tienen nada que ver. Sólo en un detalle:  el tour turístico de la ciudad bajo las luces de la Torre Eiffel. Pero sólo planos fijos y bastante cortos. Sino, nada que ver con Vicky y Cristina y su turística Barcelona.

¿La trama? Curiosa pero sin más.  Allen juega con el presente y el pasado. Y por supuesto, nos deja con moraleja. Un final previsible, aunque algún golpe bueno, pero atención, porque la película puede hacerse hasta larga.

Lo mejor de ir a verla hoy fue observar al público. Expectantes ante la aparición de la primera dama Carla Bruni-Sarkozy por primera vez en la pantalla grande. Como era de esperar, hubo una risotada general. Y es que «Carlita» es un poco el guiñol del país.

Y su actuación ha sonado a enchufazo, sobre todo porque se rumorea que necesitó 35 tomas para rodar sus minutillos de gloria..

En fín, vayan a ver la última de Woody Allen…o no…o sí si también sienten curiosidad.


Apéndice de RafCruasán

No os preocupéis, mi apéndice está bien, gracias. Pero quería añadir unas cosillas.

Una silla y un micrófono. Bobby Mc Ferrin no necesita más.

Yo no he tenido el gusto o el disgusto de ver la peli. Estaba viendo al genio Bobby Mc Ferrin en Lyon.

Pero, sinceramente, después de «Vicky, Cristina Barcelona» no tengo prisa.

¿Qué vamos a ver? ¿Otra vez los gravísimos problemas existenciales de gente rica y guapa? Y otra vez un folleto turístico cinematográfico. En ‘Vicky, Cristina…’ nos vendieron Oviedo, Avilés y Barcelona. Esta vez toca París.

Ayer contaban en Asuntos Propios de Radio Nacional que la peli está producida por Mediapro. La productora catalana firmó para financiar tres películas de Woody Allen (‘Vicky Cristina Barcelona’, ‘Conocerás al hombre de tus sueños’ y esta última) pero decidieron no rodar más en España por las ‘presiones mezquinas‘ que sufrieron.

El gancho de esta última peli en Francia es Carla Bruni, que ha sucumbido a los encantos conservadores de su marido. Según dijo ayer el director en Cannes, estaba desayunando con Sarkozy (como cualquiera que viene a Francia) y de repente vio a la Bruni, le pareció muy mona y le dijo: -¿quieres participar en una peli?

En efecto, como cuenta Icmandic, en Francia el cachondeo con Carla Bruni ha sido generalizado. Hay hasta un blog que recoge sus profundas declaraciones, ‘Ce qu’a dit Carla’.

Además, supongo que es puro peloteo, pero Woody ha dicho que a Sarkozy le ve bien en un papel ¡TIPO HUMPHREY BOGART! El bueno de Bogart debe estar revolviéndose en su tumba todavía. Luego añade que también como Joe Pesci… ahí, sí.

El antidepresivo artístico

Cuando tenía unos doce años, era tan mala en matemáticas que mi tío Leo me tenía que dar clases particulares. Mis tíos vivían en una calle cercana a Francisco Silvela. A las cinco salía del cole con mi mochila, me metía en un autobús y andaba diez minutos hasta llegar a mi destino. Siempre me paraba a mitad de camino, en la biblioteca, para hacer los deberes. Me apasionaba estudiar allí. Quedarme en la salita de los niños llena de colores chillones  y a veces cruzar el umbral de «la sala de los mayores», observar a aquellos estudiantes, inmersos en sus apuntes, con cara de estrés.

Durante una época, como niña cursi que era, me obsesioné por las flores, sus colores. En la biblioteca había un librito que hablaba de los jardines de Claude Monet, el pintor impresionista. Tulipanes, glicinias, azaleas. Retratar los colores de las flores era todo un reto para la paleta del pintor. Su jardín japonés y los nenúfares, la disposición del jardín, me prometí a mi misma, como niña cursi que era, que visitaría Giverny algún día.

Y el día llegó esta Semana Santa. En lugar del pintor gordinflón con sombrero de paja regando sus flores, me encontré con turistas invasores… pero no molestos.

El ambiente no es el de un parque temático, ni el de un gran museo. Reina el silencio. Los flash de las cámaras a contraluz se mezclan con el bee de las abejas y el sonido del agua regando las flores. Es idílico.

Christian trabaja en los jardines desde hace un par de meses. Con él, un equipo de diez jardineros se afanan en representar y conservar el jardín de Monet. «Las semillas llegan desde Holanda y de diferentes regiones francesas. Todo crece aquí,» me cuenta mientras riega. «Plantamos y podamos dos veces al año. Cada día, le damos un repaso al jardín: si una flor se muere, plantamos otra en su lugar. Por eso este jardín es tan espectacular, porque siempre parece estar perfecto.»

Los turistas avanzan con lentitud, fotografiando cada contraste. Las fotos se
parecen a fondos de pantalla.  El sol, el agua reflejada, los colores. «Esto es como un antidepresivo,» me dice mi padre. Y tiene razón. De repente, sonríes, te invade la euforia, endorfinas se llaman, placidez, serenidad.

Desde el cuarto de Monet, en el segundo piso de su casa, una inmensa ventana da sobre el jardín. Parece el marco de uno de sus cuadros. Me lo imaginé allí mezclando los colores, oscureciéndolos según se acercaba el atardecer. Monet fue un listo. Además de un grandísimo artista. No sólo vivió de su pasión sino que entendió las buenas cosas de la vida. Dispuso su vida de manera a poder disfrutar de los pequeños placeres, de un rayo de luz, de un pensamiento y un tulipán. Salí pensando que en el futuro me centraría más en la jardinería.

Fotos by elcruasanambulante.com

Faltas de ortografía en francés: los «croissants» también sufren

Sí cruasanes, ya lo sé. Los acentos son imposibles, los verbos tienen mil excepciones, hay palabras que, contra toda regla, son femeninas en vez de masculinas, o al contrario. El francés no es una lengua fácil. Entender y hablar este idioma puede ser una tarea medianamente simple… escribirla es otra cantar. Pero que sepáis que no sólo vosotros, alumnos cruasanes de la escuela de idiomas, sufrís con el francés. Los gabachos también lloran, y mucho.

Desde hace unos años, Francia ha visto crecer «el negocio de la ortografía». Empresas como Orthogagne, en Lille, ayudan día a día tanto a licenciados de ingeniería que no saben redactar un informe, como a jefes de empresa o empleados. Pero no son los únicos. La empresa Woonoz en Lyon, creó en 2002 el certificado Voltaire, un nuevo diploma que tras evaluar tu nivel de faltas, acredita en tu currículum tu dominio de la lengua. Cada año, entre 100.000 y 150.000 personas intentan sacarse el certificado Voltaire. Según Pascal Hostachy, director de Woonoz, «el problema va en aumento».

Pero ¿cuál es el problema?  Bernard Fripiat, coach de ortografía, habla de emails. «Hoy en día tienes que reaccionar. Aunque seas el jefe, ya no puedes llamar a tu secretaria para dictarle una carta. Ahora tú mismo mandas el mail y por supuesto, no le pides a tu secretaria que te lo corrija…». ¿Pero porqué no? Pues porque en Francia, país de las letras, de los humanistas, de Voltaire y Victor Hugo, hacer faltas de ortografía se vive como una auténtica humillación pública.  Así que, como con las hemorroides, se sufre en silencio. Por eso las personas que piden ayuda a Woonoz o a Orthogagne suelen firmar una cláusula de privacidad antes de empezar su formación. Porque asumen que tienen un problema, pero no delante de los demás.

Los mails no son, por supuesto, el único problema. Las dichas generaciones Facebook y MSN escriben a sus coleguis fonéticamente, para desgracia de sus profesores. Por eso las faltas aumentan komo n Spaña cuand mndas 1sms. Así que, ya puedes haberte comido 7 años de aeronáutica que como cometas faltas de ortografía, en Francia lo llevas claro.

¿Cómo mejorar? Siempre quedarán los dictados de Bernard Pivot en la cadena TV5 Monde… al parecer muy eficaces. Sino, seguir mejorando en la academia. Y para reírse un poco del tema, podéis echarle un ojo a la serie Orthogaffe.com

Goya, César y Óscar

Febrero termina, el mes más corto y cinéfilo del año. Esta vez en Francia, los premios César llegan una semana más tarde que los Goya pero 48 horas antes que los Óscar. Empalague de pelis y sobre todo de estilos en un cine gabacho que no se queda atrás.

Quentin Tarantino, César de honor 2011

Los premios del cine francés tienen un goût especial. Son sobrios y a la vez internacionales. Por su alfombra roja suelen desfilar estrellas bilingües americanas. Y no por ello se parece a Hollywood. Al contrario. El estilo e incluso el estilismo es totalmente distinto. Si por un lado, la española se esfuerza en enfundarse vestidos de raso morcillones y joyas de un quintal (como la americana), la francesa se desmarca con su estilo clásico (y lo siento por el cliché), pero también más elegante. Menos laca, algo de bótox, pero sobre todo trajes de chaqueta o vestidos cortos.

Trapos aparte, los César se caracterizan también por ser el hermano pequeño y bastardo del festival internacional de cine de Cannes. Si en la ciudad de la croisette triunfa una cinta francesa, ten por seguro que estará nominada 12 veces para los César. Las francesas tendrán más estilo, pero los «internacionales-yunkies» siguen marcando la  historia del cine o por lo menos en Francia, o en Cannes, o por culpa de los críticos internacionales o…quién sabe..  Aunque no podemos negar que el cine francés ahí está, aclamado a nivel internacional  con pelis como Hombres y Dioses o La llave de Sara.

Este año, la gala ha sido menos recta y más políticamente incorrecta. Uniéndose a la Berlinale, los artistas recordaron a Jafar Panahi, cineasta iraní en prisión. También aplaudieron una y otra vez a Roman Polanski, César a mejor director por El Escritor y ahora ex-preso en libertad.

Sara Forestier, César a la mejor actriz 2011 por "Le nom des gens"

En fin, una noche sin demasiadas sorpresas, con los típicos discursos lloricas pero siempre con ese acento distinguido del francés, orgulloso de su producto nacional pero también halagado y natural ante el reconocimiento internacional.

Flop! Flip! Flop!

Watercolour Park, Tate Modern 2007

C´est quoi ce tableau? C´est un univers enfantin. Ah bon? Mais non, c´est plutôt de la nature virtuelle. Pardon?? Bein oui, tu sais, un monde de nuages qui coulent et d´arbres en couleurs qui ne ressemblent pas à des arbres. Mais de quoi tu parles-là? C´est de Paper Moon, Hullabaloo ou Watercolour Park, des oeuvres du collectif artistique, Qubogas

Laura, Morgan et Jef travaillent dans leur atelier à la Malterie, rue Khulmann à Lille. Depuis 2000, ses cerveaux ont convergé pour devenir une riche matière grise d´art contemporain. Un travail qui sera vite reconnu au niveau internationale. D´abord en Italie et ensuite en Angleterre, tout particulièrement à la Tate Modern. En 2007, le musée leur demande de réaliser une oeuvre pour leur galérie virtuelle, et là, c´est Watercolour Park qui voit le jour.

Performances? «Superpositions de couches» comme disent certains critique? Qubogas c´est surtout du dessin. Des formes qui bougent, ou pas, mais qui font partie d´un autre monde qu´on aimerait visiter un jour. Les critiques parlent d´interactivité. «Mais ce n´est pas notre but,» raconte Morgan. «Le but, finalement, c´est de ne pas avoir de but. Tous ces dessins arrivent naturellement et on joue avec.»

Ses influences? Des pochettes de disques, des groupes electro et toute sorte de musique. Ils aiment la mélange electronique-instrumental. Travailler avec l´experimental, mélanger des platines avec des instruments africains «sans pour autant reconnaître  l´origine des instruments quand on écoute les morceaux». Ils ont commencé suivant le courant du Vjing, mais il se sont vite rendus compte qu´ils ne voulaient pas suivre la musique mais laisser la musique leur suivre.

Je vous invite à connaître ses oeuvres. Un vrai plaisir de les rencontrer et de partager des points de vue, surtout avec des artistes qui se déclarent anti-intellos mais pro-délire artistique.

Rothko baila

Carolyn Carlson / Blue Lady. Foto del CCN

¿Arte contemporáneo bailado? Personalmente, me siento algo lejana del arte contemporáneo.  Algunas obras se interpretan mejor. Otras van acompañadas del clásico «sin título».

A lo mejor el artista no pretende que entendamos, pero que por lo menos sintamos,  de alguna manera. Y en eso radica todo lo demás, en la sensibilidad de cada uno para ver y sentir el arte.

Mark Rothko pintaba cuadros bicolores en su mayoría. A simple vista, dos colores superpuestos no dicen demasiado. Sin embargo con Rothko algo ocurre. Si observas fijamente una de sus obras descubres que detrás de esos colores, el cuadro puede cambiar

Mark Rothko

y transformarse. De cada uno emana una fuerza y una intensidad muy particular, como si te obligase a quedarte frente a él, y observar.

Esta noche en el Teatro Coliseo de Roubaix, cerca de Lille, el bailarín finlandés Tero Saarinen me ha explicado, bailando,  que él también siente, y mucho, delante de un cuadro de Mark Rothko. Dirigido por la todopoderosa norteamericana Carolyn Carlson, Saarinen hace un sólo de 22 minutos basándose en la vida de Rothko.  Sobre el escenario, cinco focos y una mesa de artista con tubos de pintura.

En Man in a room, el finlandés interpreta a un artista que vive en la locura. Un hombre que, a través de su pintura,  se empeñó en entender la naturaleza humana. Como si para entender al hombre, tuviésemos que volver a las pinturas rupestres.

Tero Saarinen / Man in a room / foto del CCN

Saarinen interpreta a un artista que tras la Guerra del 45 quiso «volver a empezar». Quiso volver a nacer. Fueron los principios de la pintura abstracta. Y el finlandés baila esos cuadros cuyos colores hechizan. Consigue llevarte a aquel momento en el que delante de un «Sin título» de Mark Rothko te diste cuenta de que el pintor te estaba gritando algo, te estaba instando a sentir un mundo nuevo.

Caos aéreo – Caos humano

Cuando un aeropuerto se colapsa, los niños lloran, los perros ladran, los adultos gritan. Los supuestos responsables, también adultos, intentan respirar el poco oxígeno que queda en una terminal cargada de malos humos.

Pero, ¿todo es malo? En tres días en el aeropuerto de Charles de Gaulle de París he intentado entender el humor japonés pasando más de cuatro horas en una cola con un grupo que quería volver a Tokyo. Enseñé a leer, o más bien a reconocer sílabas a una niña de cinco años, rubia, italiana, algo mexicana y llena de pegatinas de Bambi pegadas en la cara y las manos. Hice de intérprete para un americano de origen filipino que volaba a Madrid y tenía que anular su reserva del hotel. Ví cómo sus hijos de 8 y 10 años pasaban horas pasándose un céntimo de euro y jugando al escondite entre los mostradores. Conocí a una rubia de piernas kilométricas que trabajaba en moda y se iba a Cuba diez días «para despejarse». En fin, sufrí, esperé horas, me comí un ejército de bocadillos, fumé como una descosida, me dieron ataques de rabia, de desolación. Pero también me reí y disfruté viendo al «mundo entero» , detrás de un mostrador,  unido por sacar adelante sus vacaciones, compadeciéndose del vecino y ayudándole en lo posible. Humanidad a pie de pista.

«Merci de votre compréhension»

En el hotel

«Pues yo creía que los franceses tenían la mejor administración…». Esta ha sido mi frase del día. Me la ha dicho una mujer que, como yo, se ha quedado bloqueada en el aeropuerto Charles de Gaulle de París. Su cara de cansancio no entendía porqué en en el «país de las huelgas», del bienestar social, algo como la coordinación de vuelos anulados podía ser tan complicado. Lo sé, España tampoco es el ejemplo contrario. Pero no escribo por comparar.  Hoy, desde mi habitación de hotel improvisado, recuerdo las tres horas de espera en una cola de atención al cliente y a una única persona cambiando billetes.

Al cabo de dos horas ha llegado un segundo «compañero» y al cabo de una hora más me han dicho que me tenía que ir a un hotel. He tardado una hora y media en coger un autobús que me llevara a mi nuevo destino. He esperado bajo la nieve a -4 grados y he creído perder mis dedillos de los pies. Hasta ahí me diréis, bueno, mala suerte amiga, en invierno ya se sabe que uno no se puede fiar del tiempo…pero hay algo que me enerva soberanamente.

Y es que hace tan solo una semana, París vivió el mismo caos. El primer ministro François Fillon denunció a Meteo France por no haber anunciado con anterioridad la llegada de la nieve. Decidieron que aquello no podía volver a ocurrir. París es la gran capital y con ella no se juega. Caos de declaraciones, contradicciones. Al final, el gobierno entonó el «mea culpa«. Pero la nieve volvió por supuesto. Y los cambios se hacen esperar, sobre todo en cuanto a la coordinación, 60% de los vuelos han sido anulados hoy en Roissy. Y parece que la cosa va a empeorar.

Caos pero sin perder el buen sentido de la amabilidad francesa que ahí está, impertérrita. Y con una sonrisa algo cínica, también recuerdo el obligado «merci de votre compréhension» (gracias por su comprensión), y al azafato de Air France evitando mi mirada y haciéndole una señal al siguiente pasajero extraviado, le ha llegado el turno.

Plan-invierno: WELSH for it!

El norteño francés, el casi belga,  bebe mucha cerveza, tiene uno de los mejores caracteres de este país pero sobre todo, sabe comer. Y no se anda con tonterías. Contra el frío: grasa. Así se lo plantea y así lo aceptamos, encantados, los expatriados. Eso sí, no hay que ser tiquismiquis ni pensar en tofu y en proteínas para vegetarianos. Aquí: cheddar, huevos fritos, queso «maroilles» , MUCHAS patatas fritas y salchichas.

Y con todo ese mejunje, conseguimos un WELSH.

En la ciudad de Lille, pegadita a Bélgica, el Welsh es el plato típico y también el más barato. Por 8 euros, hueles cómo se funde en el horno a dos kilómetros. A medida que el camarero se acerca con tu plato ardiendo, sientes que tu estómago va a sufrir. Cuando lo ves, te armas de valor. Y entonces, te colocas bien la servilleta, coges el tenedor y observas. Observas esas pompitas de calor que despide el cheddar. Dudas. Dudas por el daño que le puedas causar a tu organismo (frase de cursis muy utilizada últimamente en la publicidad). Pero da igual, allá vas.

El Welsh tiene una base de pan empapado en cerveza. Aunque bueno… el pan no lo ves porque está cubierto por una capa de cinco centímetros de cheddar. Sólo cheddar, bien amarillento. Y por si fuera poco, encima del cheddar, hay un huevo frito. Y al lado del huevo frito, UNA SALCHICHA Y PATATAS FRITAS! Sí señores, no tiene fin.  Pero como nos dice la cara de esta buena mujer, se puede comer, disfrutar y hasta rebañar!

Eso sí, el Cruasán no se responsabiliza ni de la digestión ni del olor que te acompaña durante…una duración indeterminada. Sólo lo recomienda con fruición porque esta gastronomía francesa, Cruasanes míos, a pesar de nuestra defensa sin límites de la tortilla de patatas, puede darte unos momentos de felicidad incomparables. Welsh for it!!