Entre la incredulidad y la curiosidad en plan ‘Spain is different’. El ‘histórico’ fin de semana del 3 al 5 de diciembre de 2010 ha llamado la atención del otro lado de los Pirineos. (Si os preguntáis por el titular: me daba reparo llamarlo huelga).

La mayoría de la prensa, empezando por Le Monde simplemente retoma los teletipos de France Presse (AFP), por una cuestión de servicio público, porque el caos también ha perturbado vuelos en Francia y porque había viajeros franceses entre los más de 650.000 afectados. Destacan la intervención militar y explican como pueden (¿es que se puede?)las razones del conflicto. Los matices están en los titulares.
En Nord Éclair, que explica cómo los controladores ganan más dinero que el presidente del Gobierno.
Una gracieta en La Tribune. Ya sabéis lo que nos gustan los juegos de palabras a los periodistas. Dessus quiere decir encima y dessous por debajo. El resultado es algo así como El cielo español ni para arriba ni para abajo. Patas arriba, vamos. En este caso el artículo es de elaboración propia.
En le Nouvel Observateur sobre el golpe de timón del Gobierno con el Estado de alarma.
Dejo el mejor para el final. No podía ser otro que La Depeche du Midi, periódico regional de la Francia profunda.
Interesantes los comentarios de los lectores en esta noticia del conservador Le Figaro. La mayoría cargan contra los privilegios de los controladores aéreos franceses.
En Twitter la cosa está más animada.
El marxista @recriweb dice que los controladores tienen ‘mil veces razón’. Añade «signo de nuestra época’ El Gobierno ‘de izquierdas’, a las órdenes de la Patronal, utiliza leyes de Franco para reprimir a los controladores»:
@MarieFCB tiene que llegar a algún sitio y no quiere perder puntos del carnet por culpa de ‘los putos controladores aéreos españoles’:
@ZePostman se cachondea. «huelga salvaje: me imagino a los controladores con machetes en los aeropuertos masacrando a los turistas»:
Y el increíble caos de este fin de semana también ha atrapado al tres veces campeón del Dakar Cyril Després. El pobre tuiteó cinco veces (con una falta de ortografía) que se quedó en el aeropuerto de Barcelona: