El otro día ví el preestreno de Chico y Rita en avant première. Muy avant, porque en Francia no se estrena hasta junio. Fue gracias a la Tribune de Lyon, que regalaba unos pases porque estos días se celebra por aquí Cartoon Movie, un festival de animación para profesionales que parece ser de los más importantes de Europa.
Esta peli no hay que perdérsela. Y es mejor verla en el cine, para apreciar mejor el ‘toque’ del piano de Bebo Valdés.
Fernando Trueba y Mariscal son unos valientes, metiéndose a hacer animación con tintas planas y un dibujo imperfecto, tipo cómic de los años 70, en una época en la que Pixar es capaz de conseguir texturas digitales hiperrealistas. Pa ellos. Me quedo con Chico y Rita.
Entiendes por qué funciona tan bien cuando el productor Michael Rose (Wallace & Gromit, Chicken Run) te cuenta que han tardado siete años. Y cuando ves los créditos: un ejército de animadores, en estudios de todo el mundo, han trabajado para hacer la peli.
NOTA: Nono García y Celia Mur tocan hoy (viernes 18 marzo) y mañana en Madrid. Más info
Nono y Celia no son pareja como Chico y Rita.
Pero cuando les vimos tocar en Lyon, el pasado 22 de febrero, parecían un dúo de jazz clásico, como Chico y Rita (y ya no cuento más de la película) sólo que en vez de piano Nono García toca la guitarra.

Nono, ‘el Nono’, es uno de los pioneros de la fusión en España. Le he visto en concierto bastantes veces. Bueno, es que ha sido mi profesor durante algún tiempo.
Pero creo que nunca le había visto sólo, sin grupo ni percusión.
Está tocando como nunca. Es lo que tiene la guitarra. Se aprende muy poquito a poco, y se mejora con el tiempo como el buen vino. Por ejemplo, en el repertorio con Celia tiene temas de bossa-nova, con las armonías que maneja como nadie y de repente se saca de la manga un rasgueo flamenco que suena a puro Cádiz. Para eso, Nono García es el mejor.
Celia Mur está a sus anchas con la bossa, con el jazz, con la salve marinera, con el fado y la marimorena si hace falta.
Un gustazo de concierto.
Cuando tocaron en Lyon invitados por el Instituto Cervantes el ‘alcalde del distrito’, al final del concierto dijo, a grito pelado: «vaya pues yo me esperaba algo de baile flamenco, ole, ole, bailaos algo, venga, por favor». Momento surreal.
Ellos, tranquilamente, se hicieron un bis con una samba compuesta por el padre de Celia, mostrando al público francés que el flamenco superó el cliché de los volantes y los lunares hace muchos años. Y a cenar.